Mostramos, no la escritura, el deseo de escritura.
La escritura es uno de los temas del monólogo. Se va apuntando a lo largo de la dramaturgia, llegando a convertirse en tema central en el último tramo. La escritura es el centro de la "verdadera vida" íntima del personaje: un reducto de realización personal. En escena habrá una máquina de escribir, que sin embargo nunca llegará a ser utilizada. Está ahí como signo, no como atrezzo utilitario. El personaje está durante toda la acción en público, contando con el público. No se escribe en público. "Escribir es defender la soledad en que se está" (María Zambrano)
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