En el primer ensayo me planteo empezar por el principio (parece obvio pero no suelo hacerlo), para ir encontrando una lógica de desarrollo de la historia. Tenía mis dudas sobre la posibilidad de dirigirse directamente al público. En seguida concluimos de mutuo acuerdo que sí. Es una clave decisiva. No hay “cuarta pared”. Otra cosa son las oscilaciones que interesa crear en la relación con el espacio, abriéndolo y cerrándolo imaginariamente en diferentes momentos. Jugamos con un espacio que no pretende reproducir un lugar concreto que no sea el propio teatro, con elementos reales que no son más que un apoyo para el vaivén de los registros emocionales, narrativos o descriptivos por los que actriz y espectadores transitan.
Otra clave de base será contar siempre con que, por debajo de lo que se dice, acecha siempre lo contrario, que necesita estar disponible para aflorar en cualquier momento. No se trata en absoluto de un personaje de una pieza: es contradictorio en sus raíces emocionales. En definitiva está siempre debatiéndose entre el amor y el odio, entre la aceptación y la rebelión. En todo caso, será importante eludir los excesos de dramatismo superficial. Más bien debería predominar una cierta sonrisa de fondo: toda la historia está ya pasada por el tamiz de la elaboración. Eso no excluye momentos de furia, pero tampoco de ternura, de humor en sus diversas variantes, de cansancio, de esperanza, de amargura y, en fin, de cualquier otra emoción de intensidad variable propia de una situación nunca del todo resuelta.
Uno de los atractivos del texto es justamente la diversidad de estados de ánimo y las exigencias de poner en juego muy diferentes formas de transición entre ellos. Trataremos de afinar lo más posible los matices de cambio, tanto tajantes como sutiles, sin descartar ningún registro de actuación.
Mantengo algunas dudas sobre la versión definitiva del texto (sobre la que ya he introducido algunos cambios), pero básicamente le hemos dado un par de vueltas y parece que tiene sentido. Acabaremos de decidir con lo que vayamos viendo que sobra o falta o pide otro lugar durante el proceso de ensayos.
Otra clave de base será contar siempre con que, por debajo de lo que se dice, acecha siempre lo contrario, que necesita estar disponible para aflorar en cualquier momento. No se trata en absoluto de un personaje de una pieza: es contradictorio en sus raíces emocionales. En definitiva está siempre debatiéndose entre el amor y el odio, entre la aceptación y la rebelión. En todo caso, será importante eludir los excesos de dramatismo superficial. Más bien debería predominar una cierta sonrisa de fondo: toda la historia está ya pasada por el tamiz de la elaboración. Eso no excluye momentos de furia, pero tampoco de ternura, de humor en sus diversas variantes, de cansancio, de esperanza, de amargura y, en fin, de cualquier otra emoción de intensidad variable propia de una situación nunca del todo resuelta.
Uno de los atractivos del texto es justamente la diversidad de estados de ánimo y las exigencias de poner en juego muy diferentes formas de transición entre ellos. Trataremos de afinar lo más posible los matices de cambio, tanto tajantes como sutiles, sin descartar ningún registro de actuación.
Mantengo algunas dudas sobre la versión definitiva del texto (sobre la que ya he introducido algunos cambios), pero básicamente le hemos dado un par de vueltas y parece que tiene sentido. Acabaremos de decidir con lo que vayamos viendo que sobra o falta o pide otro lugar durante el proceso de ensayos.
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